La palabra reencuentro, ya se me genera compleja, esos que dicen “todo tiempo pasa fue mejor” no son del todo certeros en su comentario. En el fondo es volver a lo dejado de lado, mejor dicho, es solo volver y esto no siempre es feliz, pero quien dice que lo feliz es lo bueno. Entonces me atrevo a afirmar que el volver no siempre es feliz, por muy ineludible que sea su presencia.
Por lo general prefiero recordar periodos buenos, de los malos ya se aprendió y el aprender siempre es eterno, por lo tanto no necesariamente, hay que lamentarse todas las mañanas la pena de hace cinco años. Sin embargo el volver a mirar siempre es útil, por esto que el reencuentro con lo emotivo es totalmente constante, a lo que ayuda bastante, ser una persona que por lo general tiene a la vista sus recuerdos tangibles; generar una caja de memoria fue bastante agradable, amo los recuerdos tanto como la primavera, adoro esos gestos guardados en una hoja de árbol de otoño o el olor de una rosa seca colgando en mi pieza. Creo que me volví adicta a la sensación de presencia del otro y de mí en un lugar, además de esa cercanía o complicidad con quien generas aquel recuerdo… me considero dependiente de la frase “recuerdas aquella ves…” que aunque fuera una situación de lagrimas, ahora se ve con risas o cariño. Mi encuentro con el mundo emotivo es constante y enorme, desde el primer peluche que tuve hasta el lápiz que use en la PSU son un tesoro para mi, quizás me volví una pequeña pirata, que anda por hay buscando tesoros para no olvidar nuca cada detalle de lo que fue o significo un momento, una persona o ella misma a lo largo de su vida, poder que la memoria no me otorga por si sola.
Por lo general prefiero recordar periodos buenos, de los malos ya se aprendió y el aprender siempre es eterno, por lo tanto no necesariamente, hay que lamentarse todas las mañanas la pena de hace cinco años. Sin embargo el volver a mirar siempre es útil, por esto que el reencuentro con lo emotivo es totalmente constante, a lo que ayuda bastante, ser una persona que por lo general tiene a la vista sus recuerdos tangibles; generar una caja de memoria fue bastante agradable, amo los recuerdos tanto como la primavera, adoro esos gestos guardados en una hoja de árbol de otoño o el olor de una rosa seca colgando en mi pieza. Creo que me volví adicta a la sensación de presencia del otro y de mí en un lugar, además de esa cercanía o complicidad con quien generas aquel recuerdo… me considero dependiente de la frase “recuerdas aquella ves…” que aunque fuera una situación de lagrimas, ahora se ve con risas o cariño. Mi encuentro con el mundo emotivo es constante y enorme, desde el primer peluche que tuve hasta el lápiz que use en la PSU son un tesoro para mi, quizás me volví una pequeña pirata, que anda por hay buscando tesoros para no olvidar nuca cada detalle de lo que fue o significo un momento, una persona o ella misma a lo largo de su vida, poder que la memoria no me otorga por si sola.
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